viernes, 9 de noviembre de 2012

Q' viva Cuenca !!!



Hablar de Cuenca, es referirse a un oasis de tranquilidad en medio de la imponente cordillera de los Andes ecuatorianos. Esta ciudad posee la capacidad de envolverte y atraparte con su ambiente artístico  y deslumbrarte con cada detalle de sus rincones, trasladándote a aquellas épocas donde la alta alcurnia era la dueña de la sociedad.

Esta vez trataré de no caer en lo convencional y solo vender el lado turístico de esta ciudad, pues considero que Cuenca es mucho más que eso. Por cada calle se respira un aire colonial que te hace sentir como si estuvieras en otro continente.



Santa Ana de los Ríos de Cuenca, como realmente es su nombre, está ubicada en un valle interandino de la sierra sur ecuatoriana, (a 441km al sur de Quito y a 277km al este de Guayaquil). Con una altitud de 2535m sobre el nivel del mar, esta emblemática ciudad goza de un clima típicamente templado, con una temperatura promedio de 17°C, que para mi es fulminante dependiendo de la época.



Está considerada también como la tercera ciudad del país, luego de Quito y Guayaquil, urbes en las que se asientan los poderes político y económico del Ecuador. Más su condición de ciudad mediana, casi franciscana y conventual aún, en comparación con estas dos metrópolis, es otro de los factores que contribuyen a que cada visitante se haga la promesa de regresar o, en el mejor de los casos, decida quedarse a residir en ella pues esta es además una ciudad que cuenta con tecnología de punta en información y un desarrollado sistema urbanístico que se entremezcla con lo colonial de sus calles, además de cyber cafés, bares, discotecas, moderna infraestructura hotelera, restaurantes de todo tipo y para todos los gustos, etc.




Durante la primera semana de Noviembre, Cuenca celebró sus 192 años de Independencia, uniéndose así a la larga lista de ciudades que hace más de un siglo se liberaron del yugo Español. Mucho tiempo ha pasado desde entonces y ahora esta pacífica urbe se ha convertido en la Cuna del arte ecuatoriano y hogar de cientos de personas que huyen del ajetreo social de las grandes potencias mundiales. 




Como es de costumbre y siguiendo el protocolo de conocimiento regional que me he propuesto desde que inició el año, planeé muy sigilosamente y sin grandes inconvenientes una invasión CS Guayaca-Gringa hacía Cuenca, para celebrar junto a su gente este importante acontecimiento anual, que cada año nos presenta entretenidas alternativas para distraernos del diario vivir.






Dueña de un majestuoso escenario, Cuenca nos recibió con un clima primaveral, fresco y venteado que resonaba cual eco a nuestro alrededor. Nuestra anfitriona Pitty nos dio la más cordial bienvenida y nos dejó reposar en su hermoso y acogedor departamento, el cual nos dejó sin aire al subir, pero al mismo tiempo nos regaló una maravillosa vista desde su balcón. Al llegar la noche nos dirigimos a caminar por las emblemáticas calles de Cuenca, recorrimos su centro histórico, cenamos y al final disfrutamos la noche bailando en la Plaza Central Calderón, frente a la imponente catedral, al ritmo de la música entonada por la banda blanca de Guayaquil. Una razón más para sentirnos como en casa.


Al siguiente día como buenos costeños que somos, y otros como buenos gringos amantes de la comida costeña, decidimos tomar un desayuno marinero para no sentirnos tan lejos de nuestra región y opacar un poco la soleada, pero fría mañana que nos acompañaba. Entre el menú estuvo el típico encebollado y el infaltable ceviche para Sahil, quien nunca deja de comer mariscos, en cualquier lugar en el que se encuentre. El postre para aguantar el día lo tomamos en el tradicional mercado central de Cuenca, donde puedes encontrar de todo y para todos, desde jugos y batidos, hasta hornados y fritadas, comida muy típica de la sierra.



Luego caminamos por algunas ferias artesanales, deleitándonos con las obras artísticas de artesanos de diversos países de Latinoamerica. Seguimos el camino correntoso del particular Río Tomebamba, que atraviesa la ciudad dejando a su paso esplendor y relajación total con su sonido sinigual. Conectarse con esta parte especial de Cuenca, es trasladarse a un mundo diferente, donde todo es paz y tranquilidad.





Sin embargo, es seguro que nos faltó el tiempo para descubrir las inigualables beldades que ofrece está importante ciudad colonial del Ecuador, como por ejemplo el mirador de El Turi, el puente roto junto al Río Tomebamba, el maravilloso Parque Nacional Cajas con sus lagunas sorprendentes y podría continuar nombrando muchas más, pero me daría nostalgia el saber que no pude visitarlos. Aun así espero tener más oportunidades para volver a vivir la grandeza de esta ciudad.



Nuestro paso por aquí fue disfrutado mortalmente, con fiestas, música tradicional, buenas conversaciones, viajes espaciales, juegos pirotécnicos, y hasta con la presencia del famoso corredor de marcha Jefferson Perez, deportista ecuatoriano ganador de una medalla de Oro en los juegos Olímpicos de Atennas 1996 y que es cuencano de nacimiento. Un feriado que nos llevó a salir de la rutina durante 48 horas y a pasar grandes momentos con los amigos.}



Gracias a quienes participaron de esta aventura: Karla, Sara, Sahil, Phoebe, Pitty, Mario, Diana, Marcela, Marina, Tristan, Christian, etc. Una invasión guayaca que calentó un poco el clima frío de la sierra.