jueves, 12 de junio de 2014

Picnic de aniversario Couch Surfing

A propósito de celebrarse una edición más del ‘Día Internacional de Couch Surfing’ como una jornada vinculada a una atípica, pero cada vez más popular manera de viajar; la comunidad local de Guayaquil, organizó una serie de eventos de gran interés con la finalidad de integrar y a su vez difundir a los viajeros, la labor que maneja este gremio como familia y la calidez humana de los guayaquileños.
Como evento inaugural, se combinó el arrítmico himno de la naturaleza, con la integridad y la alegría de las personas que formamos este grupo, para así entregarse a un despliegue de sonrisas provocadas por improvisadas situaciones paralelas a la realidad, interpretadas durante una tarde de picnic.


Una vez más se escogió ‘Parque El Lago’ como punto de encuentro, gracias a su abrasadora y amplia vegetación, que siempre nos permite despojarnos del diario vivir y reencarnar en ninfómanos del saber, eyaculadores de hipótesis sin sentido común, pero si instinto humano.
Durante la calurosa tarde, conocimos a dos compañeras chinas que viven y trabajan en Guayaquil como profesoras de mandarín en una prestigiosa universidad. Ambas interpretaron las más extrañas situaciones, con la más estética simplicidad y demostrando ser así  buenas representantes de la cultura asiática.


También se hizo presente un mal llamado chico americano, quien coincidencialmente se estaba quedando en mi casa, así que ya habíamos compartido algunas lindas experiencias. Matt, también es profesor, pero de inglés en Cuenca, y siempre que hay la posibilidad tratamos de mantener ese contacto, que tanto alimentado a nuestra amistad de buenos momentos.
Por otro lado había una antítesis, un visitante cuya procedencia hasta hoy desconozco. Recomendado por Nadia, –una amiga local, quien no pudo asistir- llegó con una seriedad desigual a la nuestra. No obstante, creo en la fuerza de las sonrisas, en la calidez de las miradas, y en todo aquel tipo de complemento humano que hace más interesante el diario vivir. Así fue como luego de un par de juegos, ya era parte del grupo.



Asimismo, el grupo local asistente -a quienes nombraría, pero en su mayoría son nuevos para mi- logró diseminar cualquier tipo de dudas en cuanto a la interculturalidad que Couch Surfing genera en realidad. La acogida fue fantástica y aunque no superamos la marca del picnic anterior, logramos que este año sea mucho más especial, con rostros e historias nuevas.
De esta manera se dio por inaugurado el mes de Couch Surfing en Guayaquil, con una lista interminable de actividades para todos los gustos; desde farras acrobáticas, hasta relajantes paseos, ideas aportadas por el moderador del grupo, Gustavo Navarro y demás compañeros. 


jueves, 5 de junio de 2014

SANTA MARTA, un encanto natural de mar y montañas

Mi viaje por Colombia estaba a punto de terminar y la ansiedad empezaba envolverme nuevamente, pero esta vez con cierto desvario de tristeza, por no querer que la aventura acabe. Santa Marta fue la siguiente parada.

Esta ciudad caribeña, de casi 400 mil habitantes, alberga un tipo de magia difícil de describir. Su patrimonio arquitectónico inigualable, hermosos paisajes y un gran legado cultural, hacen de este paraíso natural un destino ideal para disfrutar, conocer y recordar por siempre.

Maria Emilia, más conocida actualmente como Mary, fue nuestra anfritriona. Esta canadiense de nacimiento, pero latina de corazón, pasó por mi casa en Guayaquil hace casi 3 años y desde entonces nuestra amistad nunca dejó de latir. Luego decidió establecerse en Colombia, específicamente en Taganga, donde nos abrió las puertas de su hogar, junto a su esposo Juan Carlos, y rememoramos momentos de angustiosa felicidad.


En Santa Marta es posible tenerlo todo, desde el templado frío de la Sierra Nevada a 5.757 msnm, con una red de ecosistemas montañosos única en el planeta, a tan solo 45 km del Mar caribe, hasta cálidas playas en el Parque Nacional Natural Tayrona, enmarcadas por una naturaleza virgen y exuberante, reconocidas entre las más bellas del mundo. 

Gracias a Mary, tuvimos la oportunidad de hacer snorkel y recorrer las pintorescas calles de esta pequeña urbe. Todo el movimiento prolongado que acarrea durante un día normal en la ciudad, se pierde al caer la tarde, mientras te dejas hipnotizar por espectaculares atardeceres junto al mar.




Cerca de Santa Marta, se encuentra el pequeño poblado de 'Aracataca' o también conocido como 'Macondo' cuna del Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez. La casa donde pasó su niñez y parte de su adolescencia, ahora era todo un museo, adornada con citas en las parades de sus más célebres obras y estéticamente ocupada por instrumentos utilizados en la época, como su escritorio, cuna, comedor, etc. Sin duda, esta fue una de las experiencias más notables y enriquecedoras del viaje. 


Luego de esta vivencia cultural, conocimos a tres caleños, estudiantes de arte dramático que se encontraban en una especie de congreso en 'Fundación' otro pueblo cerca de Santa Marta; así que gracias a la química surgida, compartimos una noche de copas y relatos singulares. Nos aconsejaron sobre lugares que debeíamos conocer en nuestro destino final, que era justamente Cali, y nos despedimos con un chapuzón de media noche y un hasta pronto.

Personalmente esta ciudad me regaló un despertar emocional que aun desconocía en mi, y me ayudó a equilibrar diferentes situaciones, disfrutando simplemente de ellas, sin importar cuan buenas o complicadas sean. Por suerte en Santa Marta, tuve las mejores de tovo mi viaje.