sábado, 21 de julio de 2012

UNA SEMANA INTERMINABLE


A veces quisiera poder hablar de todas las personas que han pasado por mi piso, y a su vez devolver un poco del cariño y la simpatía que han dejado en mi corazón, sin embargo, han sido tantos los buenos momentos, que no terminaría nunca de contarlos.

Esta semana fue muy intensa. A pesar de mi tremenda agonía, por varias situaciones personales que me aquejan, Couch Surfing, siempre me ha regalado la dicha de poder sonreír y compartir, en el momento más necesario.

Frida - Suecia



Todo empezó el miércoles pasado, una amiga de Canadá que había estado el mes anterior por casa, me recomendó con una de sus compañeras de viaje que había conocido en el camino; y es así como ese día por la mañana llegó Frida, una  chica que con su particular peinado demostraba rebeldía y con su tierna sonrisa era pura simpatía. Nacida en Estocolmo, capital del pequeño país de Suecia, no hablaba mucho español, pero eso no fue impedimento para integrarse y derrochar buen ánimo todo el tiempo.
En su primer día en Guayaquil, me acompañó a la Universidad y por la tarde nos encontramos con dos chicos más: Marco de Suiza y Meital de Israel, ninguno de ellos hablaba español, así que fue una improvisada salvación para el sufrimiento de tener que pensar en español para Frida; en el encuentro reinó la armonía y después caminar un poco por las calles de la ciudad,  terminamos en el tradicional barrios las peñas con dos amigas colombianas y dos esmeraldeñas quienes fueron esta vez mi salvación.

André - Rusia.



Al siguiente día esperaba la llegada de un profesor, que a su corta edad, hablaba alrededor de cuatro idiomas: Ingles, Portugués, Español y su lengua natal Ruso y que disfrutaba mucho del arte de la lingüística. Aquel joven totalmente introvertido en su inicio, tiene una trayectoria inimaginable, pues conoce más de 45 países entre Europa y América del Sur e inició su viaje en Venezuela, pasando por Colombia y ahora en Ecuador.
Aunque su tiempo era corto, no dudó en pasar  al menos dos días en la ciudad, así que junto a Frida nos dirigimos a conocer los lugares que aun faltaban. Por la noche tuvimos la suerte de participar en un meeting de Intercambio de idiomas, (una fiesta para Frida) donde asistieron casi 20 personas de algunas nacionalidades que visitan el país tales como: Suiza, Israel, Alemania, Bélgica, Suecia, Rusia, además de nuestros amigos locales, que siempre participan con mucho interés en este tipo de actividades. 
Al final terminamos la noche en uno de nuestras nuevas huecas llamada "La Culata", un tradicional bar de arte, donde además de exponer obras de literatura todos los jueves, el ritmo tropical latino se apodera del pequeño ambiente y pone a bailar hasta el más inexperto. 

James - Colombia 
Analia - Argentina


Llegó el viernes al fin y después de la noche anterior, decidimos pasar el día en casa para descansar y recuperar energías. Por la tarde salimos a caminar al malecón 2000 y a visitar la Feria Internacional del Libro, que por estos días se encontraba en Guayaquil. Ahí disfrutamos de un tradicional baile folclórico de la costa ecuatoriana, donde los chicos quedaron fascinados. 
Al llegar la noche arribaron dos compañeros más, James de Colombia, con quien había estado hablando desde hace un mes atrás para ayudarle con su viaje y quien sin querer queriendo había sido el héroe que rescató a una argentina, la cual por situaciones de la vida se encontraba siendo acosada por un evangelista uruguayo que viajaba predicando la palabra de Dios. Aquella chica  no tenía ningún lugar donde pasar la noche y muy amablemente accedí a hospedarla. 
Mi pequeña caja de fósforo quedaba corta para los cinco, sin embargo, nos ingeniamos para hacer de la noche algo muy divertido. Compramos algo de tomar, prendimos algunos inciensos y en cuestión de segundos, el calor desapareció totalmente o quizás se apoderó tanto de nosotros, que luego ya no nos importó. Jugamos naipes, contamos historias y reímos hasta quedarnos sin respiración, así fue nuestra noche.



Montañita.

Creo que lo mejor de esos días para mis  huéspedes, es le hecho de haber creado un círculo de amistad muy lindo y que además todos se dirigían al mismo lugar, Montañita. Es así como el sábado después de la resaca y la lucha casi interminable contra la pereza y el internet, partieron todos juntos, cual tribu nómada en busca de nuevos rumbos y placeres de la vida. Todos querían que vaya y yo mucho más, pero lamentablemente mi situación económica y algunas cosas más me lo impidieron.

Fueron cuatro días interminables, conociendo una persona nueva por día y compartiendo y aprendiendo un poco más de cada cultura. Los cuatros fueron huéspedes de lujo, y lograron ganarse mi confianza  y corazón.



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