martes, 10 de diciembre de 2013

Cartagena, mi bienvenida al Caribe!!

Una pesada ráfaga de aire caliente y abrumador golpea mi cara; un fogaje similar a los que hablares del infierno, tan caliente como el sol al medio día y tan húmedo como un día de invierno ecuatoriano. Eso fue lo primero que sentí al llegar a Cartagena de Indias. 



Nunca pensé que encontraría una ciudad más calurosa que Guayaquil, hasta que descubrí más de una similitud en estas tierras caribeñas de Colombia. De igual manera que en Ecuador, la transición del frío al calor tiene aspectos muy marcados, empezando desde la armonía del acento, hasta la manera de bailar. 

Nos dirigimos hacía el centro histórico de la ciudad, y sin mucho esfuerzo encontramos un hostal literalmente económico. El lugar donde nos hospedamos, conocido como "Getsemaní" es un barrio muy pintoresco y de estrecha humildad. Se asemeja por momentos, a lo poco que he visto en fotos de La vieja Habana. 


Sin perder más tiempo, nos aventuramos a explorar la ciudad y más allá de lo habitual de un barrio, se encontraba un impresionante Casco histórico rodeado por una amurallada zona que por momentos nublaba nuestra mirada perdida, pero al mismo tiempo nos incitaba a penetrarla y descubrir su belleza. 


Esta parte de Cartagena es muy dinámica, romántica e innovadora. El transporte dentro del centro histórico eran excéntricas carrozas jaladas por caballos, situación que te trasladaba en un viaje simultáneo a la época colonial, estableciéndote así en un ambiente preponderante y de gran estilo.





Al otro extremo de la muralla que rodea lo colonial, se pueden observar los grandes rascacielos que complementan la parte moderna y superficial de la ciudad. Allá en el sector de "Bonca Grande" donde están los hoteles y lugares más exclusivos, se encuentra también la playa principal de la ciudad, en donde las monumentales masajistas se pasean bajo el ardiente sol, el cual seguramente les otorga poderes mentales que adivinan tu grado de estrés sin ni siquiera tocarte, y te persuaden hasta conseguir darte un masaje. 




ISLA BARÚ: Playa Blanca

Como para cada cosa en la vida, existen dos caminos: lo fácil y lo difícil; así que para llegar a esta paradisíaca playa se requiere de voluntad y emoción. Nosotros como "mochileros" que somos, en busca de adrenalina nos decidimos por el más difícil, sin olvidar mencionar que era el más barato también. El proceso consistía en tomar un autobus desde el centro (donde nos hospedamos) hasta un pueblo o parroquía llamado "Pasa Caballos", luego tomar el Ferri (a lo que llamamos gabarra en Ecuador) y cruzamos un pequeño estero de aspecto insalubre y tranquilidad perpetua. Una vez en el otro lado, alquilamos una motocicleta con chofer incluido quien fue el que nos trasladó hasta nuestro destino final: PLAYA BLANCA. El otro trayecto consistía en tomar un bote directo desde la terminal en Cartagena, pero incluso la descripción sonaba algo aburrida, por lo que al final estuvimos felices de haber tomado la mejor decisión.




La playa era tal como la habían descrito, una completa maravilla. Era como una piscina de tres colores, que se formaban dependiendo del color del cielo. Una extensa planicie de arena blanca y aguas cristalinas, rodeado de rústicas cabañas adornadas por el reventar de las olas. La tranquilidad abundaba aquí, era el lugar perfecto para esconderse de la odiosa vida cotidiana. Por la noche, después de cenar y refrescarnos con unas infaltables "águilas", mi compañero se fue a dormir, mientras yo me dejé sorprender por una espectacular tormenta de rayos que se perdían en el Atlántico; era la primera vez que los veía tan cerca y sin sonido alguno que pudiera alterarme, así que lo disfruté como nunca. 





Al siguiente día, la apacigüe tranquilidad se vio interrumpida por la incesante llegada de turistas. Al parecer los domingos era el día de mayor cobertura y por eso todos venían a perderse en este hermoso lugar. Así que desayunamos una deliciosa pizza artesanal, y yo en particular me metí a disfrutar una vez de las cálidas aguas del caribe, hasta esperar la hora de retorno a la ciudad




Cartagena siempre fue una de las ciudades por las que nunca tuve deseos de conocer, sin embargo, una vez que estuve tan cerca de ella, no pude contener la emocionante curiosidad que me envolvía. Definitivamente fue la mejor de las decisiones. Después de Cartagena, aprendí que lo irreal y soñado se representa de alguna manera en ciertas manifestaciones terrenales!


Algunos datos:

Hostal s/20.000 pesos: ($9.50) --> Getsemaní
Almuerzos s/6.000 pesos ($2.75)
Bus urbano s/1.700 pesos ($0.95)

Trayecto a Playa Blanca:

Bus del Centro a Pasacaballos s/1.700 pesos ($0.95 centavos)
Ferri (Gabarra) s/900 pesos ($0.50 centavos)
Moto a Playa Blanca s/15.000 pesos ($7.50) 



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